jueves, 9 de mayo de 2019

La conciencia de unidad


Ante las relaciones humanas, siempre volubles, fruto de nuestra experiencia directa con la familia y durante la infancia, siempre hay baluartes, donde refugiarse.
La ciencia, la naturaleza y el arte, son tal vez los mejores lugares a donde ir.
Los libros, pensamientos solidificados, líquidos que corren en renglones,nos permiten comprender esto que somos, tracendiendo nuestra pequeña burbuja personal.
La poesía, madre de la filosofía y abuela de la ciencia, hoy día sirve a ambas,poniendo la luz de la razón al servicio de la intuición.
La filosofía, un día puso a las mejores mentes a trabajar en demostrar, empíricamente,el mecanismo del Universo.
En este tiempo apasionante, de descubrimientos formidables y amenazas globales, nos damos cuenta de que el cosmos, más que un compendio de leyes fijas y frías, reacciona como un gigantesco pensamiento, que se experimenta a sí mismo en la materia.
La ciencia del Universo cuya búsqueda es su propia realización. 

Desde el científico hindú Bose, que demostró con cientos de experimentos que la línea divisoria entre lo animado y lo inanimado
es mucho más tenue de lo que nos pensamos, probando que los metales también se fatigan,
que las plantas sienten y reaccionan al igual que los animales,
han aparecido otros grandes científicos que han ido ahondando nuestra conciencia.
Masaru Emoto, con sus experimentos sobre la memoria del agua,
demostró que la vibración queda impresa en ella,
formando patrones en sus enlaces moleculares, de armonía y simetría ante las vibraciones
de gratitud y amor, y reaccionando en composiciones amorfas ante las vibraciones densas.
Nassim Haramein, en su teoría de campo unificado, demostró que la semilla de la vida, es el patrón contenedor de todas las formas que se dan en la naturaleza.
La Flor de la vida, con sus siete círculos, en perpetua contracción y expansión.
Así se puede ver como no solo la proporción áurea que se ve en las semillas del girasol o en las piñas del pino, sino también nuestra historia personal y cósmica, se basan en un conjunto de equilibrios inestables que parten de una fuente cuya inteligencia rebasa el entendimento por medio de la razón.

¿Será esta la demostración de Dios? Tal vez, pero no un Dios desconectado de nosotros mismos, sino de la misma interrelación de todas las cosas. Lo que las une...
es eso que llevó a decir a los milenarios sabios hindúes que aquel que ve una sola cosa en todas las manifestaciones visibles e invisibles, está viendo la verdad.
Ahora, vivir esta comprensión en las relaciones humanas,
es más necesario que nunca. Vivir la unidad. Y no solo con los seres humanos, sino dejar de instrumentalizar a las plantas y animales.
Darnos cuenta de que tal y como tratamos a todos los seres,
nos tratamos a nosotros mismos.
Esta idea, la semilla de todas las religiones y guadaña de todas ellas nos lleva a un despertar espiritual:
La conciencia de la unidad.