martes, 12 de abril de 2022

Mito de la Calaverna







Imagina que en lo más profundo de una caverna hubiera unas sombras chinescas proyectadas con una luz sobre una sábana por titiriteros, y hubiera gente hipnotizada en su teatrillo sin echar cuenta de la inmensa belleza de la vida danzando al son del sol la luna, la tierra y las estrellas. 

Imagina que hubiera rectángulos y cajas negras donde la gente pudiera ver lo que quisiera, pero que también fuesen cajas (de Pandora) que cuando se abren o encienden emitiesen miedo al contagio, o a la guerra.
También habría un anfiteatro de madera con actores que simulan no estar de acuerdo en su manera de mejorar el mundo.
 La gente mientras, está cómodamente instalada comiendo toda clase de seres asépticamente esclavizados y aniquilados sin haber tenido oportunidad de vivir.
Los espectadores viven ajenos a la idea de que ellos mismos son esclavizados en trabajos monótonos, estabulados y drenados por entidades que se alimentan del miedo y aniquilados lentamente con toda clase de productos químicos sin haber tenido apenas  más vida que la que se proyectaba a través de su espejito negro. 
Al mismo tiempo, fuera de la caverna toda  una red de agroecología, artesanía, arte y vida comunitaria se desarrolla inspirada por avances tecnológicos sostenibles y las culturas ancestrales de todo el mundo.
Gente que camina la revolución de autoconocerse y crear realidad propia, concretando un mundo en armonía con la naturaleza. Gente tan poderosa, que navega a lomos de su imaginación por el espacio infinito y que ríe y llora a sus anchas ante la tragicomedia humana.