miércoles, 21 de septiembre de 2016

Borja Rosa, el poeta daltónico, nos entrega una flor... áspera y tierna, con aroma a rebeldía

AMORQUíA Me pedías, poeta.
«Como la siempreviva»,
escribia Dalton:

Mi poesía
es como la siempreviva
paga su precio
a la existencia
en término de asperidad.

Entre las piedras y el fuego,
frente a la tempestad
o en medio de la sequía,
por sobre las banderas
del odio necesario
y el hermosísimo empuje
de la cólera,
la flor de mi poesía busca siempre
el aire,
el humus,
la savia,
el sol,
de la ternura




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